Autora: Elizabeth Chandler
Contraportada:
Ivy es nueva en el instituto de Stonehill, una localidad cercana a Nueva York a la que acaba de mudarse con su hermano y su madre.
Es una chica responsable, tímida, buena estudiante y un poco solitaria. Pronto hace un pequeño grupo de amigas que la ayudan a integrarse en su nueva vida en el instituto.
Tristan es el capitán del equipo de natación. Es guapo, inteligente y uno de los más populares del instituto, aquel por el que suspira la mayoría de las chicas.
Cuando Ivy y Tristan se conocen no pueden evitar sentir que están hechos el uno para el otro, son almas gemelas, y pronto se convierten en la pareja perfecta.
Todo cambia cuando Tristan muere repentinamente en un accidente de coche. Ivy no consigue superarlo, siente que lo ha perdido todo... hasta que empieza a percibir cosas extrañas a su alrededor, como si una misteriosa presencia la acompañara, estuviera junto a ella, la protegiera...
Mi opinión (contiene spoilers):
Vaaale... He cerrado el libro y he pensado: "Coge aire y respira"
No sé ni por donde comenzar... Ha sido... intenso. Sí, creo que es la mejor definición.
Al leer la sinopsis de éste libro creí que me adentraría en una historia de amor juvenil, sí, con un toque dramático por la muerte de Tristan, pero vamos, ¿que Tristan volviese como un ángel para cuidarla? No podía ser más romántico...
Pero la verdad es que ha sido toda una aventura. Con ese amor que puede hasta con la muerte, pero también con todo el acertijo sobre la muerte de la madre de Gregory, la de Tristan y la de Eric y encontrar la verdad y las pruebas que lo relacionaran todo, pieza a pieza, como un puzzle.
Prácticamente al comienzo del libro reí bastante, me gustaba la forma en que Elizabeth Chandler había caracterizado a Tristan y cómo éste intentaba, por todos los medios, llegar hasta Ivy.
Cuando cae en el salón de la boda desparramando todas las verduras ensimismado ante la presencia de Ivy, o cuando conoce a Phillip y juega con la comida para que el niño ría y se anime, pueden ser escenas muy tiernas y divertidas, pero a mí la que realmente me gustó fue cuando Tristan decide quedarse con la gata y Gary se burla de él:
-Y ¿cuál es el trato? -preguntó Gary-. ¿Una cita por quedarte con su gata? ¿O quizá una cita por cada semana que la tengas? -sugirió.
-Su amiga Suzanne dice que está muy encariñada con ella. -Tristan sonrió, bastante satisfecho de sí mismo-. Le ofrezco régimen de visitas.
Gary resopló.
-Y ¿qué pasará cuando Ivy ya no eche de menos a la bolita de pelo?
-Pues que me echará de menos a mí -dijo Tristan, seguro de sí mismo.
En ese momento, sonó el timbre y su confianza se evaporó.
-Rápido, ¿cómo se coge una gata?
-Invítala antes a tomar algo.
-¡Hablo en serio!
-De la cola.
-¡Me estás tomando el pelo!
-Es verdad, te estoy tomando el pelo.
La verdad es que, desde que Tristan se convierte en un ángel, es un poco decepcionante que intente ponerse en contacto con Ivy, Beth, Will, Phillip, pero no con Gary... caray, si para entrar en la mente de alguien necesitaba encontrar un pensamiento común, le habría sido muy fácil hacerlo con su mejor amigo, ¿no?
En fin, a otra cosa mariposa.
Cuando Tristan muere, no entiendo porqué nadie dice nada respecto a los frenos del vehículo. Del porqué del "accidente" o si cabía la posibilidad, como se averigua más adelante, de que no fuese tal accidente, sino más bien algo intencionado.
Yo, por alguna razón, desde el principio desconfié de Andrew, el padre de Gregory. Me parecía raro todos los regalos y toda la amabilidad. Lo percibí como un personaje óstil (que ingenua...)
Mis sospechas se acentuaron cuando Tristan, como ángel, lo ve en su despacho leyendo el informe del accidente, aunque en ese punto también sospechaba de Gregory, aunque por motivos muy diferentes a los reales.
Creía que estaba celoso y que había querido quitarse a Tristan de su camino. ¿Quién podía imaginar que quería matar a Ivy?
-Ivy tiene que volver a creer -afirmó Tristan-. Tenemos que llegar hasta ella. Tiene que saber que no fue un accidente. ¡Alguien quería que yo... o ella... muriéramos!
Elizabeth Chandler con "Almas gemelas" ha conseguido ganarse un puesto muy, muy cercano a mi queridísimo Koontz en el primer puesto de mi corazón con "Relámpagos"
Ha sabido enlazarlo todo, crear unos personajes y una historia tan dulce y tierna como enrevesada y sobre todo ha creado un final perfecto para el adolescente más sádico, cruel y retorcido de la historia.
Estoy deseando hacerme con un ejemplar y de paso comprar también "Almas cruzadas".
Hacía mucho tiempo (a pesar de que disfruto de muchos libros), que ninguno me había gustado tanto, tanto, tanto.
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